La primera vez en la historia que se dispuso de baños separados para hombres y mujeres fue en un baile en Paris en 1739.
En promedio, las mujeres tardan sesenta segundos en ir al baño, mientras que a los hombres les toma en promedio treinta y cinco segundos. Debido a que, en general, los baños publicos de hombres y mujeres son siempre del mismo tamaño, y los mingitorios ocupan menos lugar que los muebles sanitarios, contrariamente a lo que debiera ser, los baños de hombres permiten una mayor capacidad de uso a la vez. Es debido a estas dos razones por lo que siempre hay una fila más larga en los baños de mujeres.
En algunos estados de EEUU ya existen leyes que reconocen estas diferencias y señalan, por norma, que los baños de mujeres deben tener el doble de capacidad que los de los hombres.
En Nueva Zelanda, se considera una violación a los derechos de las mujeres el que tengan que esperar por más de tres minutos en la fila del baño.