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viernes, 19 de agosto de 2011

W.C.


En cierta ocasión, una familia inglesa que pasaba sus vacaciones en Escocia, durante uno de sus paseos observaron una casita de campo que les pareció adecuada para sus próximas vacaciones. Indagaron quién era el propietario de ella y resultó ser un pastor de la Iglesia Anglicana. El dueño se la mostró y, tanto por su comodidad como por su situación, fue del agrado de la familia, quien queda de acuerdo con el pastor para alquilarla en verano. Ya de regreso a Inglaterra, la esposa observó que no había visto el W.C. y dado lo prácticos que son los ingleses, decidió escribir al propietario preguntando por la situación de tan indispensable servicio, lo que hizo en estos términos: 
            "Estimado pastor: Soy miembro de la familia que hace unos días visitó su finca con el deseo de arrendarla en la próxima temporada, y habiendo omitido enterarnos de un detalle, quiero suplicarle nos indique dónde esta el W.C.".     El Pastor, al recibir la carta, confundió la abreviatura W.C. y creyó que se trataba de la Capilla Anglicana (Well Calch), y contesto en estos términos: 
     "Tengo el honor de confirmarles que el lugar al que Uds. se refieren en su carta, se encuentra a 12 kilómetros de la casa, lo que es un poco molesto, en particular para los que tienen que ir con frecuencia. Algunas personas que se tienen que quedar, se llevan la comida y permanecen allí todo el día. Algunos van a pie y otros en tranvía, que son los que llegan al instante preciso. Hay lugar para 400 personas sentadas y 100 de pie. Los asientos están forrados de terciopelo, hay también una instalación de aire acondicionado para evitar los efectos de las aglomeraciones. Se recomienda llegar temprano para conseguir lugar, pues quienes llegan tarde han de soportar todo el acto de pie. Los hay que se sientan juntos y cantan a coro.  A la entrada se les da un papel y las personas a las que no alcanza el papel, pueden utilizar el del compañero de asiento, pero al salir hay que devolverlo para seguir utilizándolo durante toda la temporada. Todo lo que queda depositado se destina para dar de comer a los pobres huérfanos del hospicio. Allí hay fotógrafos especializados que toman fotos artísticas en diferentes posiciones, las cuales son publicadas en los diferentes diarios de la ciudad, en la sección social, sirviendo así de propaganda para tan saludable lugar." 

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